martes, 23 de septiembre de 2008

Esta vez se trata de una actividad que comenzó en el encuentro del 12 de septiembre con Jorge Consiglio y finalizó en el aula, sobre el cuento de este autor "Sangre en la boca".
Joel Meta, de 2° 3°, se lució con su historia donde imaginó la infancia y adolescencia del protagonista que lo llevó a la situación actual de delinquir. Les transcribo su producción:

Estaba tan nerviosa, tan asustada Marta que no sabía cómo decirle a Rogelio que serían padres por segunda vez. Pero esa noche se armó de valor y esperó a su marido hasta altas horas de la madrugada. No era, claramente, la noche para contarle, ya que Roge, como lo solían llamar sus amigos, estaba tan ebrio que no se podía mantener en pie.
Esa noche llegó a su casa cantando muy alto y, en cuanto vio a su esposa, cerró su puño y le dio un duro golpe en la cabeza. La pobre Marta dio un grito de pavor y, al golpear su cabeza contra el piso, quedó inconsciente. A la mañana siguiente, la mujer, cansada de los maltratos diarios de su esposo, tomó el tramontina y le perforó el centro del pecho. Él se desplomó en el suelo ya sin vida.
Marta estaba tan cegada por el enojo y la furia, que no se había dado cuenta de que, en ese trágico momento, Rogelio había estado jugando con su hijo en la mesa de la cocina.
Unos minutos más tarde del terrible acto que cometió ella, comenzó a tener pérdidas, fue al hospital más cercano para hacerse atender, pero los médicos le dijeron que su bebé ya no estaba con vida.
Cuando Marta volvió a su casa, advirtió que había matado a su esposo delante de su hijo, Ricardo, de doce años. Y ahí estaba, sentado a la mesa, mirando fijo. La madre, al verlo, no lo resistió y se tiró del balcón de la casa.
Él sabía que ya no podría volver a allí, entonces lanzó sus llaves a la basura. Acto seguido, se encontró con su amigo, Clavo, y le contó lo que había vivido la noche anterior.
Cuando Ricardo terminó de contarle su experiencia, Clavo sacó una pequeña bolsa de su bolsillo y le ofreció cocaína. Por supuesto que aquél no sabía lo que era, ni mucho menos las consecuencias que le traería. Clavo le enseñó a Ricardo cómo aspirar ese polvito blanco.
A la mañana siguiente, sólo podía recordar que esa noche había ido de caravana con Clavo, todo pagado por él.
De ahora en más, su prioridad era la droga, y para drogarse necesitaba dinero. Entonces decidió empezar a robar.
Pasaron los años y ese hombre ya había probado todo tipo de drogas. Un día, mientras asaltaba un quiosco, las cosas empezaron a salir mal; y, en un abrir y cerrar de ojos, Ricardo se vio sentado en la parte de atrás de un patrullero, con esposas en sus manos. Le dieron tres años de cárcel. Una vez pagada la condena y ya en la calle, conoció a un hermoso gato de aspecto sucio, pero a Ricardo no le importó. Se había encariñado mucho con el animal, hasta tal punto que siempre le convidaba pedazos de carne. Pero un día apareció Clavo y lo que sucedió ya es historia conocida.

3 comentarios:

Adriana dijo...

Joel, excelente el relato, muy bien relacionado el crimen de Clavo con el que Ricardo presenció siendo niño. Felicitaciones. Dirbi

Adriana dijo...

Joel: muy buena la relación de causa-efecto que va encadenando la vida del personaje. A ver cuando leemos otro de tus textos.

Anónimo dijo...

Gracias profe Adri!!
Costó pero bueno, me convencieron.
Y aca estamos viendo a ver como repercute todo esto jeje,por ahora vamos bien.
Gracias por su apoyo, e insistencia,hoy hicieron que pueda salir un poquito de mi burbuja, y dejarme conocer.
Besos y cariños =)